domingo, 30 de septiembre de 2012

RESCATE DE IDEAS Y CONCEPTOS DEL TEXTO: “EL OFICIO DEL SOCIÓLOGO”


Los autores de éste texto comienzan estableciendo que el método no puede ser estudiado de forma separada de la investigación que se realiza, es decir que para que exista un verdadero estudio de algo, es necesario que se tome en consideración el todo más que la observación de sus partes. En este sentido establecen que el método no debe reducir la realidad separándola en fragmentos, sino que es necesario que se aborde desde una perspectiva más amplia considerando a la realidad como un sistema en su conjunto.

Así se tiene que la metodología se refiere a la teoría que engloba las operaciones de investigación y tiene que ver con los instrumentos conceptuales que le dan importancia a comprobación experimental. Los autores se ponen a favor de una visión conjunta entre método y metodología con la finalidad de evitar, según lo explican, reduccionismos y evitar la anarquía conceptual.

Los autores además, establecen que la reflexión epistemológica debe  darse desde el  interior de cada proceso de investigación, en el momento en que los elementos conceptuales y los elementos técnicos son propios de la verificación experimental particular, lo cual se vincularía con el proceso de investigación en concreto, situación que trae como consecuencia un conocimiento irreducible  y se logra concretar la lógica científica del conocimiento de la verdad, que debe ser constantemente puesta en duda para refutarla o bien rectificarla.

Además de lo anterior, se establece el concepto de vigilancia epistemológica, la cual se relaciona con la idea de tomar en consideración la fuerza heurística de los conceptos con el objetivo de que exista una coherencia teórica entre las ideas teóricas o formales y las ideas del investigador, las cuales deben identificar dentro de las prácticas investigativas el error, y dentro de su marco teórico buscar y aplicar los mecanismos metodológicos que le permitan superar los obstáculos.
En este orden de ideas, Bachelard afirma que esta vigilancia permitiría entender la lógica del error para construir luego la lógica del descubrimiento de la verdad como polémica contra el error y así sucesivamente con las nuevas verdades las cuales pueden ser relativas y contener nuevos errores.

La vigilancia epistemológica se vincula con la capacidad de llevar conceptos  y métodos a otros trabajos de investigación, con el propósito de que al ser sacados de su entorno original, puedan adquirir nuevos usos. La práctica de la vigilancia epistemológica debe ser cotidiana y tendiente a subordinar el uso de técnicas y conceptos a una valoración continua sobre las condiciones y los alcances de su validez.

La vigilancia epistemológica no implica aferrarse a una obediencia incondicional, ni a un proceso de seguimiento de reglas lógicas que no se pueden cambiar, sino que es preciso reconocer que existe una disponibilidad estructural en los conceptos, lo que constituye una de las condiciones del conocimiento.

Pero existen riesgos en la práctica de la vigilancia epistemológica, uno de los cuales surge cuando el científico sobredimensiona su pertenencia particular a un marco teórico con respecto a la disciplina en la cual éste se inserta, es decir que el investigador puede caer en el desplazamiento de ideas propias que pueden a llegar a ser extremas, pero sin embargo un  buen científico no debe dejar de ser coherente.

Lo que resulta inaceptable para el científico, según los autores, es que su desplazamiento epistemológico lo lleve a burlar el acuerdo epistemológico que se encuentra inmerso en la disciplina a la cual es afín el científico. El desplazamiento no genera problemas si se lo entiende como una búsqueda de la verdad. Detener la vigilancia es aplicar excesivamente la metodología, así también el uso de instrumentos sin verificar con antelación las condiciones bajo las cuales éstos se aplican, la clave es la coherencia dentro del mismo sistema.
Posteriormente los autores hablan sobre la ruptura, la cual consiste en alejar de la ciencia la influencia de las nociones comunes con el objetivo de la objetivación de las técnicas de investigación, para ello es necesario realizar una crítica lógica y estructural del lenguaje común utilizado con el objetivo de elaborar algunas de las nociones científicas; el aporte de la Estadística es insoslayable en esta labor, pues el análisis estadístico puede descubrir la trama de relaciones que se entretejen continuamente en la experiencia.

También se habla de la práctica científica, la cual debe suponer una ruptura  con las nociones previas del sentido común por el hecho de que el descubrimiento científico no se reduce nunca a una simple descripción de lo real, sino a romper con lo real y con las configuraciones que éste propone a la percepción, en éste sentido la frase:  “Una investigación seria conduce a reunir lo que vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde”, nos da a entender que es necesario establecer una ruptura con el saber vulgar y espontáneo, con sus prenociones erradas.

La idea anterior tiene que ver con quitar de la mente las ideas y relaciones más aparentes y familiares, para dar a luz un nuevo sistema de relaciones e ideas entre los elementos de la investigación, y así obtener un conocimiento abstracto y científicamente válido que sea pieza clave en la búsqueda de la verdad.

Un problema que surge en casi todo trabajo de investigación es el que tiene que ver con el uso del lenguaje en la práctica  de investigación, ya que el lenguaje común encierra en su vocabulario y en su sintaxis una filosofía inmutable de lo social. El investigador por ser parte de un entorno social corre el riesgo de emplear inevitablemente algunos términos vulgares, cayendo en un pseudo cientificismo espontáneo que puede no ser apropiado para manejar los argumentos del propio trabajo investigativo y no se diga de la búsqueda de la verdad.

Para evitar la situación descrita anteriormente, los autores afirman que el investigador debe redefinir las palabras comunes dentro de un sistema de nociones expresamente definidas y metódicamente depuradas, sometiendo a la crítica los problemas y esquemas que la lengua científica toma de la lengua común. De esta manera se evitaría caer en el cientificismo espontáneo, que nace cuando se emplean términos vulgares, reflejos distorsionados de explicación y descripción.

Otra reflexión importante es que, no sólo el sentido común limita la actividad científica, sino que también la vigilancia epistemológica con respecto  a una misma tradición disciplinar puede llegar a ser un mal consejero para la investigación propiamente científica, así la palabra tradición supone una valoración despectiva para los autores que se relaciona con el encasillamiento de conceptos e ideas.

La tradición agrupa a individuos particulares y las autoridades destacadas, pueden obrar en prejuicio de la libre voluntad del científico concreto. En suma, el investigador condicionado por su propio paradigma disciplinar, no construye su objeto de conocimiento, sino que lo reelabora y lo reconstruye, y lo hace por un simple mecanismo de extracción artificial de elementos teóricos establecidos y de aspiración universal. 

Un paso importante de todo trabajo de investigación es la construcción del objeto, al respecto los autores afirman que dicha acción puede realizarse en función del establecimiento de supuestos e hipótesis metódicamente construidas con miras a la prueba experimental. Frente a ello, los autores entienden el proceso  de construcción del objeto y de diferenciación de las disciplinas científicas por la diferencia de tipo terminológica, así como también por el objeto y metodología que emplean.

Se llega entonces a la conclusión de que es necesario superar el cientificismo espontáneo de los conceptos vulgares y el rigor analítico formal de los conceptos llamados operatorios. Una vez logrado esto, la delimitación del objeto particular de cada ciencia daría como resultado una construcción de denominaciones específicas. Al elaborar nuevos objetos, se fabrican nuevas relaciones entre los aspectos de las cosas. Así nacen los conceptos sistemáticos, que son producto de un uso en referencia continuo con respecto al sistema total de interrelaciones científicas de la disciplina.
La diferencia entre objeto real y objeto de conocimiento científico radica en que el objeto real es un objeto espontáneo que surge de la realidad inmediata, en tanto que el objeto científico es un objeto pensado, siendo definido éste en función de las interrelaciones que existen en el sistema al cual pertenece y construido como consecuencia de una problemática científica, sin la cual el objeto de investigación no existiría como tal.

De la interacción entre el sujeto y el objeto, se construye el hecho y este a su vez interactúa con los dos primeros de tal forma que puede identificarse como el producto científico. Decir que el hecho se descubre implica que ya está dado, por lo cual al sujeto sólo le competería descubrir un objeto ya preconcebido. El sujeto cumpliría un rol más pasivo en este caso, frente al objeto - activo, que potencialmente, tendría en sí la semilla del conocimiento. 

BIBLIOGRAFÍA
BOURDIEU, Pierre; 
CHAMBOREDON, Jean-Claude; 
PASSERON, Jean-Claude; 
“El oficio de sociólogo”. 
Siglo veintiuno editores. 
México 1978


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