martes, 13 de enero de 2015

“EL PAPEL DE LA MOTIVACIÓN EN EL DESEMPEÑO Y RENDIMIENTO ESCOLAR”

Se entiende por motivación al proceso interno que influye en la dirección, perspectiva y vigor de la conducta dirigida o propositiva a una meta (SARASON y SMITH, 1984), también como el conjunto de variables intermedias que activan la conducta y la orientan  en un sentido determinado para la consecución de un objetivo. Se trata de un proceso complejo que condiciona en buena medida la capacidad para aprender de los individuos.  Es lo que mueve a la persona en  una dirección y con una finalidad determinada, es la disposición al esfuerzo mantenido por conseguir una meta.

La motivación constituye, por tanto, un factor que condiciona la capacidad para aprender. Al igual que los intereses, la motivación depende en parte de  la historia de éxitos y fracasos anteriores de la persona, pero también del hecho de que los contenidos que se ofrezcan en la escuela para el aprendizaje tengan significado lógico y sean funcionales.

La atención desempeña un papel fundamental en la motivación que un alumno llegue a tener, y el refuerzo social que del maestro y sus padres le ofrezcan tendrá gran relevancia para el aprendizaje. Por eso son importantes las expectativas que los adultos manifiestan hacia el individuo y las oportunidades de éxito que se le pongan al alcance.

Además hay que considerar a la motivación como capacidad que requiere la enseñanza de valores superiores como la satisfacción por el trabajo bien hecho, la superación personal, la autonomía y la libertad que da el conocimiento. También, la motivación es una cuestión de procedimientos que implica un trabajo importante, relacionar contenidos o trabajar en equipo. Y por último, exige conocimiento sobre el riesgo que se corre en caso de fracasar en el intento, o bien la satisfacción que supone la obtención del éxito en la realización de la tarea encomendada.

Se pueden distinguir dos tipos de motivación: una  intrínseca que hace referencia a que la meta que persigue el sujeto es la experiencia del sentimiento de competencia y autodeterminación que produce la realización de la tarea y no depende de recompensas externas. Es el caso del niño que aprende la lista de jugadores de un equipo de fútbol porque realmente le llama la atención, le motiva, significa algo para él, y lo hace sin pretender ninguna recompensa, la  aprende porque sí.

Por otro lado la  motivación extrínseca que está relacionada con la realización de la tarea para conseguir un premio o evitar un castigo. Como cuando un hijo ordena su habitación con el único fin de salir antes con los amigos y no porque  realmente es necesario estar en un espacio ordenado porque resulta más  cómodo.

ALONSO TAPIA (1992) ha comprobado además que las personas con motivación intrínseca tienden a atribuir los éxitos a causas internas como la competencia y el esfuerzo, mientras que los individuos con motivación extrínseca tienden a hacerlo a causas externas, como el azar o las características de la tarea, con lo que estos individuos no se consideran capaces de controlar la consecución de las metas que persiguen.

Por todo lo anterior es importante destacar que la educación no debe limitarse a transmitir conocimientos, sino que debe además ser capaz de transmitir valores y actitudes positivas hacia la actividad escolar. Además debemos apuntar que los sujetos con alta motivación persisten más en la tarea y por tanto es más probable que alcancen sus metas, hacen juicios independientes y se proponen retos sopesando cuidadosamente sus posibilidades de éxito, y el propio éxito alcanzado refuerza su forma adecuada de afrontar las tareas.

Los profesores sabemos que la motivación es consecuencia de la historia de aprendizaje. Hay que promover en las escuelas la motivación intrínseca mediante un proceso interactivo en el que maestro y alumno tengan la posibilidad de crearse condiciones que provoquen reacciones positivas en la actividad de aprender.  Para motivar a un individuo en el estudio es necesario poner en juego un conjunto de estrategias concretas. Un primer paso en el medio escolar es hacer las clases  atractivas a través de actividades lúdicas, novedosas y sorprendentes dependiendo del nivel educativo en que se encuentren los estudiantes

Se sabe que en la escuela aprender demanda realizar actividades escolares que son con frecuencia arduas que requieren disciplina y esfuerzo, a veces las condiciones operativas de la actividad docente provocan la idea de que el esfuerzo constante y continuo por realizar acciones repetitivas son el camino para aprender, situación que trae como consecuencia disgusto por la propia idea de conocer algo nuevo.

Las causas de la desmotivación en el individuo son muy variadas. Hay que buscar fundamentalmente en la estimulación que recibe o  ha recibido el individuo en su historia de aprendizaje personal. Se puede encontrar explicación a a la desmotivación en factores como la familia como primer agente, pero también en el condicionamiento de un medio social desfavorecido, los fracasos escolares que arrastre.

La  desmotivación supone la existencia de limitaciones contra las que es muy difícil luchar y vencer, tales como las bajas expectativas de los padres, amigos y propios maestros, atribuciones inadecuadas y falta de hábitos de aprendizaje del alumno, prejuicios sociales que impactan en la actividad de aprender, falta de conocimiento de la utilidad de los aprendizajes, o bien falta de interés frente a lo es difícil obtener algún cambio.

ESCAÑO y SERNA (2001) afirman que la desmotivación es la base del fracaso escolar y, con frecuencia también, en los problemas de disciplina, así se tiene que los problemas de motivación en el aula traen consigo la indisciplina dentro del aula situación que el maestro no puede solucionar tan fácilmente si no cuenta con el conocimiento y herramientas pedagógicas adecuadas. Por otro lado, no es correcto pensar que la actuación del adulto se base casi exclusivamente en invocar la disciplina o la voluntad como una habilidad que debe ejercitar el alumno con el fin de obtener los objetivos planteados, es necesario que promueva las condiciones necesarias para que la motivación por aprender surja del interior de las conciencias de los alumnos.

Los autores antes mencionados afirman, en el mismo artículo, que la familia es la primera variable y la más contundente para formar alumnos motivados para aprender, la disposición para el aprendizaje que se le inculca a la persona a través de la dinámica familiar impacta de forma categórica en la facilidad o dificultad para aprender de un individuo.

La  familia al ser la primera variable dentro de la formación de la motivación para aprender, deberá estar conformada bajo una serie de condiciones favorables para el desarrollo de individuos plenos en su ámbito personal. En el ámbito familiar se puede llegar a citar algunos aspectos que tienen una influencia destacada en la motivación escolar de los hijos:
·         Su actitud ante el conocimiento y la escuela.
·         El tipo de relación afectiva que establece con su hijo.
·         Las destrezas y habilidades que despliega para motivarle y ayudarle en el trabajo escolar.

En el ámbito escolar se sabe que mientras que hay alumnos que realmente animan y ayudan al proceso de enseñanza y aprendizaje dentro de las aulas, hay otros que por el contrario, dificultan y entorpecen el mismo, es por esto que debemos reconocer que todo lo que se realiza en la escuela tiene una influencia mutua, es decir que existe una interdependencia entre la actuación del profesor y el comportamiento y actitudes que manifiesta el alumnado en general.

Como conclusión es necesario decir que la motivación la debemos entender como una capacidad más de la personalidad del individuo que es educable y que se puede desarrollar, pero que a su vez, exige una adaptación a muy distintos niveles. Para empezar a motivar a una persona hacia los estudios hay que considerar su historia e ir poco a poco sin pretender grandes avances de inmediato, puesto que contamos con limitaciones ya citadas anteriormente. Los cambios precisan tiempo, son lentos y para conseguirlos hace falta que el apoyo de los padres de familia no desaparezca y sea constante.



BIBLIOGRAFIA:
SARASON IRWIN, SARASON BARBARA, SMITH RONALD, En “Fronteras de la conducta”, Segunda Edición, Ed. Harla, 1984.

TAPIA, ALONSO en “Desarrollo Psicológico y Educación” de COLL, PALACIOS y MARCHESI, 1992,  Alianza Editorial.

ESCAÑO AGUAYO, JOSÉ y DE LA SERNA LEIRA, MA. GIL en “Motivar a los alumnos y enseñarles a motivarse” publicado en “Aula de innovación educativa”
nº 101 de mayo de 2001.


PAGINAS DE INTERNET CONSULTADAS
http://reme.uji.es/articulos/pa0001/texto.html                18 de abril 2012, 18:45 hrs.




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