Se entiende por motivación al proceso interno
que influye en la dirección, perspectiva y vigor de la conducta dirigida o
propositiva a una meta (SARASON y SMITH, 1984), también como el conjunto de
variables intermedias que activan la conducta y la orientan en un sentido determinado para la consecución
de un objetivo. Se trata de un proceso complejo que condiciona en buena medida
la capacidad para aprender de los individuos.
Es lo que mueve a la persona en
una dirección y con una finalidad determinada, es la disposición al
esfuerzo mantenido por conseguir una meta.
La motivación constituye, por tanto, un
factor que condiciona la capacidad para aprender. Al igual que los intereses,
la motivación depende en parte de la
historia de éxitos y fracasos anteriores de la persona, pero también del hecho
de que los contenidos que se ofrezcan en la escuela para el aprendizaje tengan
significado lógico y sean funcionales.
La atención desempeña un papel fundamental en
la motivación que un alumno llegue a tener, y el refuerzo social que del maestro
y sus padres le ofrezcan tendrá gran relevancia para el aprendizaje. Por eso
son importantes las expectativas que los adultos manifiestan hacia el individuo
y las oportunidades de éxito que se le pongan al alcance.
Además hay que considerar a la motivación
como capacidad que requiere la enseñanza de valores superiores como la
satisfacción por el trabajo bien hecho, la superación personal, la autonomía y
la libertad que da el conocimiento. También, la motivación es una cuestión de
procedimientos que implica un trabajo importante, relacionar contenidos o
trabajar en equipo. Y por último, exige conocimiento sobre el riesgo que se
corre en caso de fracasar en el intento, o bien la satisfacción que supone la
obtención del éxito en la realización de la tarea encomendada.
Se pueden distinguir dos tipos de motivación:
una intrínseca que hace referencia a que
la meta que persigue el sujeto es la experiencia del sentimiento de competencia
y autodeterminación que produce la realización de la tarea y no depende de
recompensas externas. Es el caso del niño que aprende la lista de jugadores de
un equipo de fútbol porque realmente le llama la atención, le motiva, significa
algo para él, y lo hace sin pretender ninguna recompensa, la aprende porque sí.
Por otro lado la motivación extrínseca que está relacionada
con la realización de la tarea para conseguir un premio o evitar un castigo.
Como cuando un hijo ordena su habitación con el único fin de salir antes con
los amigos y no porque realmente es
necesario estar en un espacio ordenado porque resulta más cómodo.
ALONSO TAPIA (1992) ha comprobado además que
las personas con motivación intrínseca tienden a atribuir los éxitos a causas
internas como la competencia y el esfuerzo, mientras que los individuos con
motivación extrínseca tienden a hacerlo a causas externas, como el azar o las
características de la tarea, con lo que estos individuos no se consideran
capaces de controlar la consecución de las metas que persiguen.
Por todo lo anterior es importante destacar
que la educación no debe limitarse a transmitir conocimientos, sino que debe
además ser capaz de transmitir valores y actitudes positivas hacia la actividad
escolar. Además debemos apuntar que los sujetos con alta motivación persisten
más en la tarea y por tanto es más probable que alcancen sus metas, hacen
juicios independientes y se proponen retos sopesando cuidadosamente sus
posibilidades de éxito, y el propio éxito alcanzado refuerza su forma adecuada
de afrontar las tareas.
Los profesores sabemos que la motivación es
consecuencia de la historia de aprendizaje. Hay que promover en las escuelas la
motivación intrínseca mediante un proceso interactivo en el que maestro y
alumno tengan la posibilidad de crearse condiciones que provoquen reacciones
positivas en la actividad de aprender. Para motivar a un individuo en el estudio es
necesario poner en juego un conjunto de estrategias concretas. Un primer paso
en el medio escolar es hacer las clases
atractivas a través de actividades lúdicas, novedosas y sorprendentes
dependiendo del nivel educativo en que se encuentren los estudiantes
Se sabe que en la escuela aprender demanda
realizar actividades escolares que son con frecuencia arduas que requieren
disciplina y esfuerzo, a veces las condiciones operativas de la actividad
docente provocan la idea de que el esfuerzo constante y continuo por realizar
acciones repetitivas son el camino para aprender, situación que trae como
consecuencia disgusto por la propia idea de conocer algo nuevo.
Las causas de la desmotivación en el
individuo son muy variadas. Hay que buscar fundamentalmente en la estimulación
que recibe o ha recibido el individuo en
su historia de aprendizaje personal. Se puede encontrar explicación a a la
desmotivación en factores como la familia como primer agente, pero también en
el condicionamiento de un medio social desfavorecido, los fracasos escolares
que arrastre.
La
desmotivación supone la existencia de limitaciones contra las que es muy
difícil luchar y vencer, tales como las bajas expectativas de los padres,
amigos y propios maestros, atribuciones inadecuadas y falta de hábitos de
aprendizaje del alumno, prejuicios sociales que impactan en la actividad de
aprender, falta de conocimiento de la utilidad de los aprendizajes, o bien
falta de interés frente a lo es difícil obtener algún cambio.
ESCAÑO y SERNA (2001) afirman que la
desmotivación es la base del fracaso escolar y, con frecuencia también, en los
problemas de disciplina, así se tiene que los problemas de motivación en el
aula traen consigo la indisciplina dentro del aula situación que el maestro no
puede solucionar tan fácilmente si no cuenta con el conocimiento y herramientas
pedagógicas adecuadas. Por otro lado, no es correcto pensar que la actuación
del adulto se base casi exclusivamente en invocar la disciplina o la voluntad
como una habilidad que debe ejercitar el alumno con el fin de obtener los
objetivos planteados, es necesario que promueva las condiciones necesarias para
que la motivación por aprender surja del interior de las conciencias de los
alumnos.
Los autores antes mencionados afirman, en el
mismo artículo, que la familia es la primera variable y la más contundente para
formar alumnos motivados para aprender, la disposición para el aprendizaje que se
le inculca a la persona a través de la dinámica familiar impacta de forma
categórica en la facilidad o dificultad para aprender de un individuo.
La
familia al ser la primera variable dentro de la formación de la
motivación para aprender, deberá estar conformada bajo una serie de condiciones
favorables para el desarrollo de individuos plenos en su ámbito personal. En el
ámbito familiar se puede llegar a citar algunos aspectos que tienen una
influencia destacada en la motivación escolar de los hijos:
·
Su actitud ante el conocimiento y la escuela.
·
El tipo de relación afectiva que establece
con su hijo.
·
Las destrezas y habilidades que despliega
para motivarle y ayudarle en el trabajo escolar.
En el ámbito escolar se sabe que mientras que
hay alumnos que realmente animan y ayudan al proceso de enseñanza y aprendizaje
dentro de las aulas, hay otros que por el contrario, dificultan y entorpecen el
mismo, es por esto que debemos reconocer que todo lo que se realiza en la
escuela tiene una influencia mutua, es decir que existe una interdependencia
entre la actuación del profesor y el comportamiento y actitudes que manifiesta
el alumnado en general.
Como conclusión es necesario decir que la
motivación la debemos entender como una capacidad más de la personalidad del
individuo que es educable y que se puede desarrollar, pero que a su vez, exige
una adaptación a muy distintos niveles. Para empezar a motivar a una persona
hacia los estudios hay que considerar su historia e ir poco a poco sin
pretender grandes avances de inmediato, puesto que contamos con limitaciones ya
citadas anteriormente. Los cambios precisan tiempo, son lentos y para
conseguirlos hace falta que el apoyo de los padres de familia no desaparezca y
sea constante.
BIBLIOGRAFIA:
SARASON IRWIN, SARASON BARBARA, SMITH RONALD,
En “Fronteras de la conducta”, Segunda Edición, Ed. Harla, 1984.
TAPIA, ALONSO en “Desarrollo Psicológico y
Educación” de COLL, PALACIOS y MARCHESI, 1992, Alianza Editorial.
ESCAÑO AGUAYO, JOSÉ y DE LA SERNA LEIRA, MA.
GIL en “Motivar a los alumnos y enseñarles a motivarse” publicado en “Aula de
innovación educativa”
nº 101 de mayo de 2001.
PAGINAS
DE INTERNET CONSULTADAS
http://reme.uji.es/articulos/pa0001/texto.html 18 de abril 2012, 18:45 hrs.
http://apoclam.org/cdprimaria/doc/asesoramiento/estudio/motivacion_y_aprendizaje.pdf
19 de abril 2012, 21:32 hrs.
http://www.familia.edusanluis.com.ar/2008/12/papel-de-la-motivacin-en-el-aprendizaje.html
20 de abril 2012, 18:20 hrs.
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