sábado, 29 de junio de 2013

“EDUCACIÓN, SOCIEDAD, JUAN AMOS COMENIO Y OTRAS REFLEXIONES”

Los tiempos actuales exigen que la juventud se encuentre preparada para afrontar los retos que la sociedad le demanda, a su vez todo individuo merece que dicha sociedad le oferte opciones educativas acordes con las necesidades personales, afectivas y laborales que se le presentan en un marco histórico actual, cada vez más exigente.

En los últimos años el Sistema Educativo Mexicano ha implementado reformas que buscan ofrecer un servicio de calidad educativa en las escuelas del país, se han diseñado y reestructurado los planes y programas de estudio, los libros de texto gratuitos e incluso, se han implementado estrategias para seleccionar a los docentes que trabajarán con las nuevas generaciones.

Sin embargo y pese a los esfuerzos gubernamentales antes mencionados, podemos ver que los niveles de logro y desempeño escolar de los alumnos inscritos en la mayoría de las escuelas públicas, es deficiente. Unido a lo anterior, la sociedad mexicana se encuentra en un proceso de desarticulación familiar en el que la desintegración de la misma es cosa de todos los días, y la violencia, producto de la delincuencia organizada, se ha convertido en algo que ya nadie puede ponerle freno.

En este contexto resulta interesante hacer una reflexión para encontrar los motivos que originan todo el caos antes descrito y buscar las razones por las cuales los mexicanos estamos sumergidos en esta espiral descendente hacia nuestra propia destrucción, y que aún peor, permanezcamos inmóviles e indiferentes ante tal hecho; a mi parecer, todo lo origina la falta de educación.

Pero no una educación entendida como la que se da en las escuelas solamente, sino como aquella que es producto de toda la sociedad en su conjunto, y específicamente en el interior de las familias, que es el lugar en el que los niños aprenden los valores y las pautas de conducta que demostrarán en su vida adulta.
La importancia de la familia en la educación de los niños era ya conocida por el pedagogo Juan Amos Comenio desde el siglo XVII, quien creía que la “escuela del regazo materno” daba los indicios y fundamentos de la ciencia metafísica, a su entender todos los conceptos más generales, difíciles y abstractos en sentido filosófico de aprenden de esa primera fuente.

Pero, ¿qué pasa si la primera fuente de educación se encuentra en un proceso de reestructuración en el que el paradigma padre proveedor, madre cuidadora, e hijos dependientes de ambos, se está desintegrando?, la respuesta es muy simple, basta con leer las noticias para percatarnos de lo que sucede, ya no hay límites ni respeto por la integridad humana, se le ha quitado el valor a la dignidad y la honestidad se encuentra en peligro de extinción.

Es por esta razón que la escuela debería contribuir con la parte que le corresponde, fomentando en sus alumnos los tres principios de la filosofía educativa de Comenio: devoción, instrucción y virtud. Estas tres palabras encierran toda una serie de ideas muy profundas sobre las cuales debería girar toda práctica pedagógica abarcando y fomentando un cúmulo de hábitos necesarios para mejorar la convivencia diaria.

En su libro Didáctica Magna, Juan Amos Comenio plantea que una de las finalidades del microcosmos que es el hombre, es servir al prójimo, idea que debería rescatarse para evitar las tendencias actuales del propio hombre que es, servirse de los demás. La causa de que tantos hombres se malogren es la falta de educación, tanto de parte de la familia como de la escuela. Ambas instituciones sociales deberían trabajar juntas para el beneficio de los estudiantes y cada una en el papel que le corresponde.

Con la familia y la escuela asumiendo su papel, el niño tendría la posibilidad de crecer en un ambiente propicio para el desarrollo de sus facultades, satisfaciendo por un lado sus necesidades afectivas y de aceptación, y por otro afrontando desafíos  intelectuales y conociendo de forma natural mediante la experiencia de los sentidos, los conceptos más complejos y abstractos, entonces la educación se convertiría en el “arte de hacer germinar las semillas interiores que se desarrollan cuando se estimulan con oportunas experiencias suficientemente variadas y ricas, y sentidas como siempre nuevas”.

Es aquí donde adquieren sentido para la escuela, las aportaciones de Comenio en materia educativa, la base pedagógica debe ser la práctica de procesos naturales de aprendizaje mediante la inducción, observación, los sentidos y la razón, es decir la propia experiencia del niño, eliminando por completo la coerción, la violencia  y la imposición en el proceso de enseñanza.

Para éste autor la educación debe conectar al hombre con el mundo trascendental de una forma profunda, actualmente los niños y jóvenes viven en un torbellino materialista y de inmediatez que no les permite preocuparse por el futuro, ni conocer las opciones de una vida mejor, viven el momento, el ahora; es por esto que la adquisición de un sentido trascendental a la propia existencia debería tomar vital importancia a la hora de mantener un contacto cotidiano con la escuela.

No debe olvidarse que la escuela es un taller forjador de hombres, el cual debe estar dotado de todas las herramientas para propiciar en los niños y jóvenes, ese sentido de trascendencia que busque encontrar un rumbo hacia lo que verdaderamente cuenta: el  bienestar común. En este orden de ideas Comenio afirma que la educación debe estar al alcance de todos, sin distinción de ningún tipo y que fomente la democracia como forma de vida.

En un país como el que tenemos en el que la democracia se encuentra mal entendida y que en la mayoría de las escuelas prácticamente no existe, Comenio viene a enseñarnos que es indispensable se creen espacios en los que se practique de forma cotidiana, con la finalidad de hacer que los niños vivan esa experiencia y sepan de las ventajas que conlleva practicarla.
Como se puede ver Juan Amos Comenio fue un visionario para su época y puso ante el mundo un cúmulo de ideas innovadoras en el ámbito educativo, a más de trescientos años de haber escrito sus saberes hoy en día muchas de sus ideas se encuentran vigentes y son necesarias para resolver algunos de los problemas educativos que existen en México.

Los maestros tenemos un papel protagónico en la formación de las nuevas generaciones, los niños y jóvenes muchas veces tienen en la figura del docente a quien les pone límites, les inculca valores, los instruye; pero no debemos quedarnos con la idea de que somos los totalmente responsables de la sociedad que se puede percibir en los noticieros.

Es importante que los maestros estemos bien preparados para afrontar la desintegración de la familia y de la alteración de la propia sociedad, las ideas de Comenio pueden darnos una línea de acción sobre la cual dirigirnos. El orden, la disciplina y la virtud, son tres ideales que no debemos olvidar y que hay que buscar siempre que nuestros estudiantes los conozcan.

El respeto por la dignidad de todo individuo es fundamental en la formación de un ser humano y nuestra labor es precisamente esa, hacer que de las aulas egresen niños y jóvenes con las habilidades intelectuales y sociales básicas para afrontar los problemas y situaciones de la vida cotidiana.

Entender que en muchas ocasiones los maestros somos los principales culpables de que a los alumnos no les guste la escuela, es un primer paso para realizar mejoras en nuestra práctica docente cotidiana, la relación con padres de familia debe ser muy cercana con la finalidad de involucrarlos en el proceso, no solo de aprendizaje, sino de formación integral de sus hijos, ese es nuestro principal reto: hacer que los padres se hagan responsables de sus hijos.
 
BIBLIOGRAFÍA:
Abbagnano, N y A. Visalberghi.
Historia de la pedagogía. Fondo de
Cultura Económica, México. 2010.


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